La importancia de amar a nuestros enemigos, por David Wilkerson.

Se que hay varios blogueros que siguen las maravillosas predicaciones de este siervo de Dios, y no es menor que ha sido un varón con un poderoso mensaje de salvación por décadas y una alerta en medio de los tiempos turbulentos como éstos, por eso traigo a colación uno de sus mensajes que podrán ayudarnos a tener una perspectiva correcta sobre los que nos rodean.

Habla de lo que el Antiguo Testamento nos muestra, que hacer frente a la traición de amigos, y cuando los enemigos se encuentran dentro de la iglesia. En un contexto en que se lanza tanto escarnio sobre los demás, y una palabra equivale a una piedra en vía de dilapidar a alguien, toma un tiempo para leer esta predicación.

La ley del Antiguo Testamento pide venganza – ojo por ojo, diente por diente. Este mensaje parece ser “Tú viste lo que mi enemigo me hizo, Señor. Ahora, persíguelo.”

Es fácil para nosotros entender esta actitud según aprendemos sobre los enemigos horribles de Israel. El grito de guerra de los egipcios era “Yo perseguiré, lo venceré y dividiré su tesoro; mi venganza será satisfecha sobre ellos; sacaré mi espada, mi mano los destruirá.” (Éxodo 15:9). Y Dios era fiel para vengar a Israel de sus enemigos: “Soplaste con tu viento; los cubrió el mar; se hundieron como plomo en las impetuosas aguas (15:10). “Extendiste tu diestra; la tierra los tragó.” (15:12).

Puedo escuchar a algunos cristianos decir: “Eso es lo que deseo que Dios haga a mis enemigos. Que los derribe y se los trague. Después de todo ellos me han hecho como los egipcios le hicieron a Israel. Ellos me han perseguido, me han cegado y me han vencido. Así que tengo bases bíblicas para pedirle a Dios que los sople lejos de mí.

Podemos odiar las acciones inmorales de aquellos que están en el gobierno. Podemos odiar los pecados de los homosexuales, los abortistas y todos los que odian a Cristo. Pero el Señor nos manda a amarles como personas – personas por las cuales Jesús murió. Y él nos manda a que oremos por ellos.

Muchas veces, sin embargo, hacemos chistes a expensa de ellos. Yo he contado y me he reído de muchos chistes acerca de nuestro Presidente. Creo que su posición sobre el aborto en el último término es una abominación en los ojos de Dios y hace que mi sangre hierva. Pero eso no me excusa a mí de tomar seriamente su alma eterna. Si en cualquier momento yo aborrezco a una persona en vez de los principios detrás de esa persona, entonces yo no estoy verdaderamente representando a Cristo.

Yo creo que el nombre de Jesús ha sido deshonrado por la manera que muchos cristianos han reaccionado a los hacedores de maldad. Hemos injuriado a aquellos por los cuales debemos estar orando. Los que se llaman creyentes han bombardeado las clínicas de aborto, han asesinado a doctores abortistas, y han sacudido sus puños a marchantes homosexuales. Nada de eso es el Espíritu de Cristo. Nuestro poder esta sobre nuestras rodillas, no en sacudir nuestros puños o rebajarnos con juicios airados.

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